URGENCIAS EN LA SANTA FE, !NO LE TENGA TANTA FE!

Cuando uno llega a urgencias a una clínica, espera que lo atiendan rápido, le ayuden con la emergencia y se sienta mejor. Pero la demora, la mala organización, los estudiantes de medicina y las caras de puño de las enfermeras, pueden hacer que su ida al hospital, sea un completo infierno.

A las 4:00am mi padre me llevó a la clínica Santa Fe. Tenía fiebre, escalofríos, tembladera, dolor en el estómago, vomito, y un dolor inexplicable en la cintura y espalda. Al llegar a Urgencias de la clínica, lo primero que toca hacer es pasar los papeles del seguro en una ventana, después en un cuarto, una enfermera te toma el pulso, la temperatura y te pregunta los síntomas que tienes. Pero hasta que entré a ese cuartico pasaron por ahí 30 minutos. Después, nos sentamos en la sala de espera. Uno desearía que al pisar la clínica, ya un doctor lo esté ayudando a que el dolor, o los malestares se alivien. Pero en la sala estuve aproximadamente 1 hora y 15 minutos. Decían que era lunes y que ese día es el más difícil, porque llega mucha gente. A mí me importaba un bledo si era lunes, martes o miércoles ¡quería que me atendieran ya! Ellos no entendían que me sentía mal.
“Vivian Calderón”, que alivio sentí cuando me llamaron. Al entrar me llevaron a un cubiculito separado por cortinas, que no lograban cerrarse por completo y que me dejaban ver a la distancia un reloj. Pasaron 20 minutos esperando a que alguien se acordara que estaba allí. Llegó un estudiante de medicina a preguntarme que sentía y por qué estaba ahí. 
Mucho tiempo después llegaron dos enfermeras que discutían porque no podían encontrarme las venas, igual no les importó de ha mucho. Agarraron mi mano izquierda y me pincharon como si estuvieran buscando algo debajo de mi piel. Me dolió como nunca.
Tiempo, tiempo, tiempo, eso era lo único que pensaba, el suero no quita el dolor, puede que me hidratara, pero yo seguía con frio, tembladera y mucho malestar. Finalmente, llegó la médica encargada y dijo que posiblemente era un cálculo renal y por eso me dolía tanto, pero para ello quería una segunda opinión del cirujano.
Ya había pasado 4 horas y el dolor no bajaba, los síntomas eran los mismos y no habían hecho absolutamente nada. El cirujano llegó mucho tiempo después, me revisó y me mandó a hacer una ecografía para descartar apendicitis.
Pip, pip, pip, así sonaba el botón para llamar a las enfermeras cuando necesitaba algo. “Señorita que pena molestarla, es que necesito hacer pipí”. Ellas tienen que ayudarte con eso porque el suero se tiene que cerrar, y bajarse de la camilla es toda una aventura.
La primera vez me ayudaron, pero la noche transcurría y yo fui al baño muchas veces. Es horrible sentir que necesitas de otra persona para hacer eso, pero si toca pues ¿qué puede hacer uno? Pasaron momentos en que después de ir allá, no venía nadie a ponerme el suero nuevamente y como era lo único que me estaban poniendo, no quería perder ni un segundo de ese liquido en mi cuerpo, con tal de mejorarme, así que opté por ser autodidacta y aprender cómo se cerraba y se abría líquido para mis próximas idas al baño.
Y esto es una queja abierta, para algo les pagan, ojo que no demerito de ninguna forma su trabajo, porque sé que les toca muy duro. Pero si soy crítica, ya que ellas eligieron ser enfermeras y si les toca atender a los pacientes, es para que lo hagan de la mejor forma, sean entregadas a su trabajo y al menos tengan un buen trato con ellos. Una señora de edad les decía que no podía orinar, que si querían le podían meter una sonda, ella lo repetía y lo repetía y las enfermeras en vez de tratarla con un poco de cariño y respeto, se le reían en la cara.
Ya era de día, aún no venían por mí para ir a hacerme la ecografía abdominal y descartar apendicitis o un cálculo. Decidí cerrar mis ojos y tratar de descansar un poco, pero esto fue imposible. Los martillazos, cierras, golpes y gritos de los obreros hicieron de las suyas. Justo detrás de mí, estaban haciendo una construcción en la clínica. No lo podía creer. Ha sido el peor día de mi vida y esto solo se podía poner peor.
Finalmente, me hicieron los exámenes y descartaron apendicitis, y si tenía cálculos, éstos no se veían ahí, aunque seguía la sospecha.  Mucha demora en todo. El paso del tiempo era algo insólito y en serio todavía no entiendo como en “urgencias” de una de las supuestas mejores clínicas del país, no hay agilidad en la atención, en los resultados y en sacar rápido al paciente “de la urgencia”. Como todo en Colombia, las cosas se quedan en los benditos procedimientos, que nunca tienen fin.
Justo me llegó el periodo, realmente estaba de malas ese día. Pip, pip, pip “Señorita que pena molestarla, pero es que me llegó el periodo y como vine de urgencias quería saber si usted me podría conseguir una toalla higiénica” le pregunté, “Mire, si quiere una toalla tiene que comprar todo el paquete en la tienda, acá no tenemos ninguna toalla” me contestó la jefe de enfermeras. Ya eran como las 4:30pm y llegó una doctora llamada Catalina muy dulce y tierna, creo que muchas veces con tan solo recibir una sonrisa, ayuda a cualquier persona a sentirse mejor. Me mandó a poner una buscapina para el dolor. ¡Por fin alguien se apiadaba de mí! Me dijo que me iban a dar almuerzo y que si lo recibía bien me daban de alta. El almuerzo lo devolví todo y la enfermera lo único que me dijo fue “Niña, de eso dependía su salida, eso le pasa por tragárselo tan rápido”, ¿y como no? Sino me habían dado ni un vaso de agua en todo ese tiempo.
Decidí llamar a mi ginecólogo que afortunadamente trabaja allá y le conté lo que estaba pasando. Le pregunté si podía pasar a verme.
Finalmente, me trasladaron a Obstetricia, esto era como llegar al paraíso, la entrada tenía unas luces alrededor de la puerta como un spa, y cuartos en donde no había ni un solo ruido de martillo. Todo era tranquilo, las enfermeras hasta sonreían y una de ellas me buscó una toalla higiénica por todo el lugar. Mi Doctor de confianza me atendió rápidamente, me puso una inyección para el dolor y me envió a la casa después de ver todos los exámenes que me habían hecho.
Estuve desde las 4:00am hasta las 7:00pm sin que nadie en urgencias me diera una solución, sin que fueran agiles resolviendo mi “urgencia” y mucho menos hubo comunicación para explicarme cual era mi situación. Si no fuera por mi ginecólogo todavía estaría ahí metida.
Urgencias en la clínica Santa Fe, es lo peor. Son desorganizados,  tienen un trato deshumanizado con los pacientes y se quedan en procedimientos que tardan mucho tiempo. Las urgencias son llamadas así porque se necesita de una atención rápida, apropiada y excelente, que éste lugar no posee.
Sólo pensar en tener que vivir esa misma situación nuevamente me da pánico. Y para el que tenga una urgencia no le recomendaría ir a esa Clínica, ya que me genera una sensación de angustia, malestar y pánico que no puedo explicar… o si, creo que lo hice en esta crónica.
Así que si tiene que ir de emergencia a una clinica, no se le ocurra ir a urgencias en la Santa Fe,  por que a esa no le tenga tanta fe. 

Refunfuñis.



6 comentarios:

  1. Mi Vivi... por favor cuando te pasen estas cosas llámame y al menos yo te acompaño y peleo por tí. A las personas de las clínicas se les olvida que están tratando con humanos y sobretodo en momentos no tan agradables para ellos. Es triste, pero no creo que este tema sea solo de la Santafé...
    Es ahí cuando uno entiende a los abuelitos cuando dicen que prefieren morir en su casa y no ser tratados en hospitales.
    Te quiero

    CataG

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  2. Tan hermosa mi Catica. De acuerdo el tema de los hospitales es muy delicado, pero es terrible como una de las mejores supuestas Clinicas tiene un trato tan horrible con los pacienntes y son tan deshumanizados. Además no sabes los cuentos tan terribles que me han contado de Urgencias de la Santa Fe.

    Es mejor no enfermarse. Y si te toca ir a una clinica hay que asegurarse que uno tenga rosca pa que te atiendan rapido y bien.

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  3. Vivi:
    Es una crítica sobre un hecho real, pero sugiero que para que cambie el sistema debes hacerle llegar el artículo, a los responsables de la dirección de la clínica. Es funcion de un periodista y antropologa luchar para que a otros no le suceda lo que lamentablemete a ti te ocurrio. Tu te sabes expresar y hay muchos que no tienen ese poder,por lo cual es tu deber publicarlo.Salvador

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  4. ¡Vivian, qué historia tan aterradora! Menos mal no tenías algo grave (además del dolor y malestar) porque no estarías contando el cuento.

    Y lo que me asusta más es que estabas pagando y en una clínica de renombre... ¿cómo será la experiencia para un usuario del Sisbén en un centro asistencial de provincia? Tenaz...

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  5. De acuerdo, si esto ocurre en una de las "mejores" clinicas del país, no me quiero imaginar en una con menos recursos... TENAZ!!!

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  6. La ultima que me dijeron de la Santa Fe es que le dicen: "Donde los ricos también lloran" ha???? jajaj tenaz!

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