PARA SUFRIR EN CINE, MEJOR ME QUEDO EN CASA

Poder disfrutar del séptimo arte en una sala con pantalla gigante, un sonido espectacular y una audiencia respetuosa hace de este gran invento, una opción agradable y diferente para distraerse. Pero hoy en día la experiencia  de ver una película, se está volviendo cada vez más en un problema para mí. No sé si es porque me he convertido en una persona intolerante, o porque realmente ir al cine, ya es un plan que uno no puede hacer con tranquilidad. 

Ya tienes tus tiquetes, te acomodas divinamente, y todo es perfecto hasta cuando empiezan los cortos; ahí te das cuenta que justo al frente tuyo, se sentó la señora con el afro más grande de todos y por más que haya un escalón de diferencia, su abundante pelo enrulado no te va a dejar ver bien la película. Pero con toda seguridad a penas empiece el film, te vas a encontrar a una pareja o un grupito de mujeres que no van a parar de reír, gritar y comentar a todo volumen la película, sin importarles si molestan o no.

Sin embargo, esto no termina acá, es factible que muy cerca de tu puesto llegue el gordito que se ha comprado el maíz pira más grande de todos. Él los va ir comiendo lentamente, haciendo un ruido insoportable que no termina más, y aunque llegue el final, las pepitas de maíz que no explotaron, también harán parte de su festín. Y verán que el gordito seguirá con hambre y empezará a abrir paquetes de papas que le darán tanta sed, que aunque se acabe su gaseosa, terminará sorbiendo y sorbiendo deseando que le salga un poquito más de líquido de su vaso. Pero esperen; todavía hay más… Seguramente alguna pedacito de su maíz pira se quedará incrustado en uno de sus dientes y él intentará sacárselo, haciendo ese sonido parecido al de mandar un beso, hasta que logre quitarselo. Lamentablemente eso nunca sucede sino hasta cuando llega a su casa y hace uso del hilo dental. Así que el maíz pira, con pepitas incluidas, sonido de paquetes, papas y la sorbida de la gaseosa le darán un único y propio toque musical a su película.

Cuando ya superaste las primeras interferencias por falta de una buena vista, las cotorras de al lado tuyo, que ni con el “shhhhh” y la intensa mirada de: “Que falta de cultura”, y los sonidos desagradables por gordos come papas; pueden estar seguros que todavía viene más. Llegará el momento en que varios teléfonos celulares hagan de las suyas; y esto pasará justo en la parte más importante de la cinta. Probablemente alguno de ellos tendrá el descaro de contestar, aunque uno se pregunte, si realmente es tan urgente entonces ¿por qué razón no se sale de la sala? Y como ahora no se puede vivir sin tecnología esto se puede poner peor,  cuando las personas en el teatro reciban y envíen mensajes de texto, ya que te encandilarán con la luz de sus teléfonos.

Cómo antropóloga, he hecho un análisis etnográfico del comportamiento de la gente que acude a estos recintos; y puedo decir que las cosas han cambiado y no van a mejorar por el momento, porque cada vez tenemos menos cultura y nos importa menos el otro. Por eso, de ahora en adelante bajaré o alquilaré películas en mi casita, arrunchadita en donde nadie me moleste y no se presenten constantes interrupciones a menos que sea yo, la gorda come papas.
Atentamente
Refunfuñis

9 comentarios:

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  2. Querida Refunfuñis:

    No es que seas intolerante, en realidad es más un problema generalizado de falta de cultura. Las generaciones que están cometiendo esta seria serie de atropellos ya son de las que vienen de familias en las que los formadores por naturaleza estaban tan ocupados consiguiendo el sustento que dejaron de lado su deber de formar personas respetuosas de los demás. Vivieron solos frente a una pantalla haciendo lo que les diera la gana y con ese actuar se quedaron como parte de su identidad. A todas horas creen que están en la sala de su casa. Pero los abanderados de la incultura viven convencidos de que personas como tú o como yo somos "intolerantes", la palabra de moda que justifica todas las faltas.
    Hace cinco días me tocó soportar un gallinero de esos que mencionas en un teatro. A pesar de las advertencias sobre apagar los celulares, ellos(as) no tuvieron el menor respeto con los demás, los dejaron encendidos y, no conformes, se la pasaron más de media función chateando a risa suelta. No daban ganas de menos que estrangularlos. Yo seré más pobre que ellos, seguro (por lo menos uno salió del gimnasio moderno), pero a la vez más educado. Pero seguramente si le meto un coscorrón a alguno se me vienen todos encima gritando que soy un intolerante. Es que "tolerancia" según ellos (o ahora) no se entiende como la aceptación de que el otro también tiene derecho a ser como es... sino como mi "obligación" de no solo aceptarlo sino además de permitir que al serlo me joda, me incomode... y un largo listado de etc.
    Pero la verdad no la aceptarán jamás: no es que seamos intolerantes, ellos son los intolerables!

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  3. Querida Refunfuñis:

    No es que seas intolerante, en realidad es más un problema generalizado de falta de cultura. Las generaciones que están cometiendo esta seria serie de atropellos ya son de las que vienen de familias en las que los formadores por naturaleza estaban tan ocupados consiguiendo el sustento que dejaron de lado su deber de formar personas respetuosas de los demás. Vivieron solos frente a una pantalla haciendo lo que les diera la gana y con ese actuar se quedaron como parte de su identidad. A todas horas creen que están en la sala de su casa. Pero los abanderados de la incultura viven convencidos de que personas como tú o como yo somos "intolerantes", la palabra de moda que justifica todas las faltas.
    Hace cinco días me tocó soportar un gallinero de esos que mencionas en un teatro. A pesar de las advertencias sobre apagar los celulares, ellos(as) no tuvieron el menor respeto con los demás, los dejaron encendidos y, no conformes, se la pasaron más de media función chateando a risa suelta. No daban ganas de menos que estrangularlos. Yo seré más pobre que ellos, seguro (por lo menos uno salió del gimnasio moderno), pero a la vez más educado. Pero seguramente si le meto un coscorrón a alguno se me vienen todos encima gritando que soy un intolerante. Es que "tolerancia" según ellos (o ahora) no se entiende como la aceptación de que el otro también tiene derecho a ser como es... sino como mi "obligación" de no solo aceptarlo sino además de permitir que al serlo me joda, me incomode... y un largo listado de etc.
    Pero la verdad no la aceptarán jamás: no es que seamos intolerantes, ellos son los intolerables!

    -Feristóteles-

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    1. Este comentario es perfecto para sentirme menos intolerante :) y me da la razón de entender que los otros son los que no tinen cultura y no piensan en los otros...

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  4. Andaba navegando y encontré este artículo: http://www.screenjunkies.com/movienews/9-most-obnoxious-movie-watchers
    Me acordé de tu blog inmediatamente.

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  5. Jajajaja me rei mucho leyendo esto, totalmente de acuerdo, hay gente realmente desesperante y que les importa 5 los demas...en fin, desafortunadamente toca aguantarselos...

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  6. jajjajajaja... bueno y a parte de ser una antropóloga, artista, escritora, periodista y bella atleta que detectó en el cine la peor cita a la que uno deba invitar a alguien para pasar un "agradable" momento... ¿cual lugar, que reuna a las personas como en el cine, te parece excelente?

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    1. jajajaja buena pregunta, entre más vieja me vuelvo, mas me molesta todo jajajajaja

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  7. Es que es terrible no estar tranquilito en cine jajajajaja.
    Creo que en general Antony no me gustan las aglomeraciones jajajajaja soy intolerante LOL!

    Gracias a todos ustedes por sus comentarios :)

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