EN LOS TACONES DE VLADDO

¿Quién es realmente Vladdo? Esta es la pregunta que se formulan muchos al ver caricaturas de este personaje, que semana tras semana con su humor controvertido hace reír y llorar a los colombianos. ¿Quién es en realidad este caricaturista que crea tanta polémica, al cual personalidades de la sociedad y la política le tienen tanto terror, y quien es reconocido por medio de Aleida?






Nacido el 22 de diciembre de 1963, Vladimir Flórez o mejor conocido como Vladdo, comenzó a ejercer el periodismo y a dar dolores de cabeza a diferentes personalidades del mundo político cuando apenas tenía veintidós años. Trabajó en diarios como El Tiempo, El Siglo, El Espectador, El País, en revistas como Cromos, Credencial y Diners y es autor de varios libros.

Hay quienes piensan que Vladdo se esconde detrás de Aleida, personaje femenino que nace en 1997, mostrando así la faceta que tal vez él más odia o más ama de sí mismo. Aleida raja de los hombres, habla sin pelos en la lengua de sexo y de las relaciones de pareja. Su estado es“disponible” y “no les come cuento a los tipos porque cree que los conoce bien, pues de ellos ha sido víctima y victimaria” y si lo analizara un psiquiatra diría que Aleida representa lo que él es. A pesar que Aleida es muy célebre entre el público femenino, muchos se preguntan qué es lo que realmente se esconde detrás de ella y cómo un hombre que puede pensar como mujer y entiende tan bien el universo femenino.

Pero la incógnita de cómo hace para entender realmente ese universo femenino todavía no es clara. Uno como espectador se imaginaría a Vladdo entaconado en su casa, pensando un poco en qué se siente ser mujer… Él, como observador que es, explica que para que las mujeres hablen hay que pararles bolas, y para entenderlas hay que ponerles cuidado; sabe perfectamente que los hombres nunca las van a lograr entender del todo. “A los tipos no les interesa entenderlas sino comérselas”. ¡Ha! y a él le interesan las dos cosas. Pero afirma, que si uno las entiende, lo otro es más rico. Y a partir de esto, surge una nueva pregunta ¿Sera que Vladdo realmente admira a las mujeres o las observa como en un laboratorio, prestando atención a sus movimientos, sus reacciones, su forma de hablar, sentir y actuar? ¿Lo hace con la esperanza de algún día entenderlas? Porque podríamos decir que es como la obsesión de los científicos de la edad media por encontrar el elixir de la vida. Es una cuestión de fe en la posibilidad de comprender el mundo femenino, pero cuando Vladdo te habla desde la razón, se da cuenta de que es demasiado complejo y acepta su incapacidad de entenderlas.

Algunos de las personas más cercanas a él, creen que viviendo una situación tan delicada como fue la separación con su ex esposa y entendiendo realmente el mundo de las mujeres, fue que tomó la decisión de separarse. Aunque Vladdo manifiesta un dolor y una tristeza absoluta al dejar de ver a alguien; “porque le duele no estar con la gente que quiere”.

Sus amigos lo ven como un explorador del espíritu humano tan grande y tan habido que básicamente explora el sexo femenino en todas sus acepciones e interrogantes. En pocas palabras; le gusta lo que se le ponga encima. Dicho de forma más elegante: Es un hombre que ve en la belleza, verdades exóticas y bellezas maravillosas. ¡Él no discrimina!

Vladdo posee los defectos que tenemos todos como seres humanos. Sin embargo, le falta creer en el amor, cree que ahí se vuelve más selectivo en cuanto a la pareja que necesita o la mujercita que vaya a encontrar. De pronto cuando Aleida encuentre el amor, él también lo habrá hecho. Aunque él duda que Aleida encuentre a alguien, “porque ella es muy complicada”. Y es que este hombre podría estar hablando de su vida privada a través de ella, porque no se permite responder preguntas sobre su vida íntima. Habría que esperar a ver qué sucede con Aleida en el futuro, porque de pronto así, tal vez se despejen las dudas sobre lo que pasa con su creador en el amor.

Cuando Vladdo habla de amor, afirma continuamente que es el motor del mundo y es lo que le da sentido a la vida porque mueve todo y está en todo. “Si uno no ama el trabajo y uno no quiere lo que hace, está jodido”, además, para él no hay nada más horrible que aceptar un proyecto que no quiere. “Es como cuando uno se acuesta con una mujer que no ama… inmediatamente después de ese momentico (por más rico que haya sido) no es lo mismo que hacerlo con amor”. Y al igual que en una situación profesional, si no le gusta lo que hace, “no le rinde, se demora más y siente que está perdiendo el tiempo”.

Se podría decir que Vladdo es un ser político, él ve ese mundo a través de un prisma y sobra decir, que es un hombre con un humor punzante, sagaz, que durante los años lo han transformado en un crítico arriesgado de lo que ve acerca de la vida nacional. Pero igual que es arriesgado es atinado; es un vehemente y, por supuesto, un camionero; un camionero muy coqueto y observador que siempre está pendiente de los detalles para comerse vivo a cualquiera. Rechaza que “lo crean imbécil” y le fastidian las marquillas de la ropa, no por la marca sino porque le molestan en sí. Y no le gustan las puertas medio abiertas o medio cerradas (o están abiertas o están cerradas) y eso lo aplica literalmente a todas las situaciones, porque no le gustan las “aguas tibias”. No tolera a “las personas brutas” y prefiere cualquier defecto en la persona misma más no el embrutecimiento, “inclusive cuando viene muy bien empacado”.

Las reinas de belleza cuando hablan de sus defectos, siempre los convierten en cualidades y aunque Vladdo se burla de esto, al mismo tiempo es consciente de que él también lo termina haciendo. Él explica que su peor defecto es la terquedad, pero la convierte en cualidad porque esta lo ha llevado a perseverar en su trabajo. También se juzga inconstante y es caótico en algunas cosas aunque le gustaría ser más organizado. No sabe bailar, no sabe nadar y dice que su hija Sofía, quien se vislumbra en un futuro como una gran caricaturista, sabe nadar mejor que él.

El poder de la palabra lo usa tanto para bien como para mal, porque el bien y el mal son tan subjetivos que lo que está bien para unos, puede estar mal para los otros. Aunque no se propone a hacer cosas malas, aparte de perturbarles la vida a los políticos, Vladdo cree que la democracia necesita de críticas y es consciente que con su trabajo él no va a cambiar nada en el país, pero siente el deber de hacerlo.

Las paredes de su residencia se encuentran copadas de caricaturas enmarcadas de Aleida y otras más que solo huelen a él, aunque también tiene diferentes afiches de lo que a “él” específicamente le gusta: Los Rolling Stones y la película Casa Blanca. Muchos dicen, que al conocer tu casa se conoce quien eres realmente y en este caso, podemos ver que Aleida está en todos los rincones de este espacio, en forma de muñeca, caricaturas, dibujos de su hija, afiches, libros y demás. Ella al parecer es “su mundo”, ¿Será que es su única y fiel compañera, la cual reemplaza la presencia de esa necesidad femenina?; y la cual ¿además marca territorio desde que entras allí?

Nunca sabremos realmente que significa Aleida para Vladdo, pero podemos deducir que tiene un fetiche bastante grande con ella, ya que irónicamente él, dice que espera que Aleida lo mantenga en el futuro y que mientras eso pasa, le tocará seguir trabajando. Puede que Aleida sea el súper ego femenino con el que le ha tocado vivir toda su vida; son todas las mujeres en una: su mama hermanas, esposa, primas, amantes, etc. De hecho, muchas personas podrían sentir que proyecta sus sueños y frustraciones con las mujeres en este personaje, su incapacidad de entenderlas en la vida real y por ello, se burla a través de ella. Mientras Vladdo se burla de las mujeres con el personaje de Aleida, los lectores se burlan de los hombres, porque ella evidencia la incapacidad masculina de entenderlas.

Sus herramientas fundamentales son varias: principalmente los lápices, las hojas, el tajalápiz (pieza importante que exhibe como uno más de sus premios), lapiceros de diferentes puntas, 3 computadores y un escáner. Con ellos él hace que todo lo que está en su imaginación sea posible. Aunque no le toma más de 15 minutos esbozar con rápidos trazos lo que quiere, y después arreglar el resto en el computador y diseña su propio espacio; para que sus caricaturas sean publicadas.

A Vladdo nadie lo edita, es su propio jefe y lo que diga él sale semana tras semana, como cual dictador caprichoso. Pero al mismo tiempo se puede encontrar la sencillez y timidez que esconde detrás de los elementos que posee: tiene un radio, una máquina de escribir y algunas cámaras antiguas cuidadosamente exhibidas. También posee discos, libros y fotos de él con Sofía de la cual poca información da. Sin embargo, lo que más llama la atención es que tiene una sección especial de diccionarios de todas las clases. Diccionarios de latín, economía, ciencias sociales y hasta tiene la Biblia allí, no porque sea un hombre muy religioso, sino porque lo toma como referencia, como un diccionario o una enciclopedia.

Vladdo puede salir a la calle desnudo, olvidar sus llaves, su celular, incluso su propia cabeza, pero jamás sale sin su lápiz o a lo sumo un esfero.

Su lápiz es también su compañía y cuando lo olvida se siente incompleto, se mortifica. Se dedicó a la caricatura porque tiene un poder de síntesis importante para construir ideas y eso es quizás uno de los encantos más importantes de su inteligencia, el poder de síntesis para encontrar a través de una frase o un trazo una situación determinada y construir la esencia de esa situación, dando en el punto exacto. Es un excelente arquero, no un arquero de futbol, sino de arco y flecha, es un gran “tirador”…” (Eso le va a encantar que digan de él; por lo de “tirador”)

Uno de sus mejores amigos dice que “Vladdo tiene algo muy bonito, y es que define qué es su pluma, como lo hacía Cyrano Bergerac”. Contextualizando un poco lo anterior, hay que saber que Bergerac fue un poeta libre pensador, de carácter arrogante. Este escritor francés del seiscientos fue muy discutido y controvertido como lo es hoy en día Valddo y si nos ponemos a compararlos podemos llegar a pensar, que Vladdo heredó una parte de la esencia de Bergerac: “librepensador”. Y eso es él, es un hombre que es fuerte y polémico en lo que tiene que defender con nobleza. Protege los principios en los que cree y tiene bastante elasticidad con lo que corresponde a su ética. En sus tacones interpreta un mundo diferente al de él y enseña desde su escancia femenina a entender otros mundos.

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